El Salón del Automóvil de París de este año trajo consigo
muchas novedades. Desde prototipos tan espectacular como el Peugeot Onyx
Concept y el Nissan Terra, el cambio radical del nuevo Ford Mondeo o el regreso
de la marca inglesa Bentley a la competición: el Bentley Continental GT3.
La ciudad del amor nos hizo sentir este sentimiento por
muchos de los vehículos que se exponían en esta feria y vibrar con cada una de
las presentaciones. Una de las apariciones más esperadas venía de la mano de la
marca francesa Renault, que con el estreno de la próxima generación de su
utilitario presenta en sociedad lo que será la nueva identidad de ésta.
El nuevo Clio se
renueva por completo. Luce un aspecto mucho más deportivo gracias a los
amplios ópticos más redondos y perfilados que los de su predecesor. La unión
del capó con el parachoques pronuncia un carácter
radical por ser de un color negro intenso. Además la parrilla –donde incorpora
los antinieblas- se sitúa en la zona más baja: es estrecha y angulosa en los
extremos, por lo que le da una imagen más ancha y musculosa a la parte frontal.
Las carcasas de los retrovisores en el mismo negro que he
mencionado y los detalles en cromado hacen de él un coche más juvenil y atractivo. Una tónica que continúa en la zaga y que,
con los faros de nueva factura, finalizan una estética muy aerodinámica.
El interior sorprende por la calidad de materiales que se dejan ver. Sorprende que un coche de
estas características ofrezca un aspecto muy trabajado.
La gama de motores se inicia en el propulsor 1.2 de 75 CV. Próximamente se espera la versión más
extrema, el RS de 200 caballos de
potencia.
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