Después de unas mini-vacaciones en el blog volvemos con
fuerza en uno de los coches que más sorprendieron el pasado año 2011. A
mediados de éste, se presentó y desde entonces se ha ganado muchos admiradores
aunque también detractores que han hecho quizás aún más interesante este vehículo,
estoy hablando del Peugeot 508.
Este nuevo modelo de la marca francesa ha sido creado, al
menos en un primer momento, para suceder al 407 y al 607, una idea cuanto menos
llamativa pero que, sin noticias de que exista la posibilidad de un 608, es una
realidad. Tenemos que remontarnos al año 79 para encontrar la fabricación del
anterior 505, muy popular en países subdesarrollados por su fácil manejo, sobre
todo en terrenos abruptos, y por una gran dureza.
Particularmente me ha sorprendido enormemente este coche en
todos sus aspectos. Si te bajas de él y te paras a observarlo un instante da la
sensación de estar ante un gran coche de una marca Premium y es precisamente
por esta razón, que en mi mente ha surgido la pregunta del millón, ¿una
berlina de una marca como Peugeot puede estar a la altura de otra como Audi o
BMW? Puede que esta cuestión se la estén haciendo muchos de los aficionados y amantes
de este mundo sobre ruedas, la respuesta no es fácil, pero que le pisan los
talones creo que es completamente cierto.
Sus medidas (4.79 m.) son las propias del segmento en el que
lucha, el D, dominado por veteranos como el Passat y el C5 o el joven pero
extraordinario Opel Insignia. Sus faros son alargados, propios de la marca, que
van en consonancia con la línea redondeada de la parte delantera, algo que no
termina de convencer pero que, a medida que giramos y nos paramos en su
parte trasera, puede hacernos cambiar de opinión. Si abrimos la puerta y
entramos en él vemos que el interior está muy conseguido, detalles en cromado,
escasos plásticos y un volante deportivo y bonito. Las plazas traseras
cuentan con espacio suficiente para un adulto de una altura normal, si bien es
cierto que al igual que en la mayoria de las berlinas del segmento, el del medio no irá demasiado cómodo. Exceptuando
una pequeña ruedita muy útil que recuerda a las antes mencionadas marcas
Premium, casi todos los demás botones sobran, a no ser que seas piloto de
aviones y lo tuyo sea apretar botones. Al margen de esto, la pantalla está muy
bien colocada y el GPS funciona correctamente, al menos en la versión que nos
hemos montado, nada más y nada menos que en el 508 GT.
Es cierto que el exterior nos ha gustado y el coche, a
priori, nos ha convencido, pero ¿qué hay de sus motores? Este nuevo modelo de
la marca del león viene equipado tan solo, en sus versiones de gasolina, con un
motor de 1.6 c.c., pudiendo elegir entre 120 CV (atmosférico) y 156 CV
(turboalimentado). Por el contrario, si es en diesel donde nos queremos dejar
el sueldo, tal y como están los combustibles es lo normal, encontramos muchas
más opciones, un 1.6 de 112 CV o 140 CV, 2.0 con 140 o 163 CV, y finalmente, el
llamado GT que monta un 2.2 con 204 CV.
Como hemos anunciado pocas líneas más arriba, éste último
mencionado, el GT, ha sido el protagonista de nuestra prueba. Desde el primer
momento esperábamos mucho de este coche y sinceramente, no nos ha decepcionado.
Esta versión va a por todas, cuero negro, cambio automático de 6 velocidades y
llantas de 18” nos alegra la vista, el tacto y nos pide a gritos que nos
pongamos al volante. Como buen motor, tiene una buena aceleración (8.2 segundos
de 0-100km/h) pero es de destacar que son caballos que están bien amarrados,
puedes llevar una conducción tranquila y sobria, aunque si lo necesitas, tienes
204 CV dispuestos a hacerte sonreír. La dirección es algo blandita, no
demasiado “GT”, pero al ser ancho y llevar en este caso, unos 235 como
neumáticos, se agarra bastante bien en cada curva. La tracción delantera tira
con fuerza, una tracción que no hace subviraje en absoluto, al menos todo lo
que le hemos exigido. Lleva también equipado levas en el volante aunque no
tiene mucha funcionalidad, la caja de cambio está muy bien secuenciada y cumple
la función que se pretende. Al esconderse el sol y llegar la noche la carretera se ilumina con las luces automáticas, algo propio de muchos modelos pero, también, llevamos incorporado un sensor en el retrovisor que encenderá la luz de largo alcance si no detecta ningún vehiculo delante y las apagará cuando lo haya. Nos ha gustado una pequeña pantallita que aparece
junto al parabrisas que nos informa de la velocidad entre otras cosas, algo que
aparece en otros vehículos de gama alta y es una prestación más destinada a la
seguridad, intentando que el despiste ya no sea causa de accidente. Particularmente
tenía muchas ganas de probarlo y ver que sensaciones podía transmitir este
coche, el hecho de montar un 2.2 me hizo pensar que podría quedarse “cortito”
pero la confianza que hemos depositado en él, el gran HDI, ha dado sus frutos. Su
precio ronda los 36.000€ (21.000€ el más básico) y hace que la competencia se
ajuste el cinturón, la relación calidad-precio es rotundamente excelente.
Próximamente en “el coche de la semana”, Renault Laguna
Coupé.
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